martes, 16 de marzo de 2010

Por: Ana Alanzo Castillo
La familia es el bello jardín que escogió Dios para llevar con amor la misión de enseñar, ayudar y guiar a sus hijos por el camino que nos lleva hacia Él.
Desde el nacimiento de su hija o hijo el desarrollo cerebral se lleva a cabo a través de los estímulos que recibe. Es desde allí cuando la tarea educativa de los padres y madres tienen una especial dimensión: se están poniendo los cimientos para su personalidad y es muy importante que sean profundos y sólidos.
Con el presente trabajo de valores para los padres se pretende ayudarles en esta tarea, enfocando en esta oportunidad la atención en los valores de la responsabilidad y la amistad. Ya que debemos tener en cuenta que no a todas las edades los hijos actúan de igual manera, ni los padres lo debemos hacer.
De los 4 a los 6 años, resplandece la obediencia, en esta etapa se asientan las primeras ideas que ocupan los mejores lugares en la conciencia. Desde los 4 años los niños empiezan a ser el resultado de una buena o mala educación recibida desde su nacimiento. Ahora se encuentran ante una personita que entiende todo y que necesita que le inculquen nuevas pautas de comportamiento y la corrección de algunas actitudes negativas adquiridas en sus primeros años tales como: no saludar, ser terco o usar el llanto como chantaje.
Actué inteligentemente y realice pequeñas aproximaciones a su objetivo.
Si un niño acostumbra a portarse terco cinco veces al día, comience con paciencia a hacerle obedecer en algunas y otras dejar que se salga con la suya, de esta forma cederá en lo importante y aprenderá el valor de negociar con los otros sin necesidad de escándalos. Tome conciencia de que a veces, el autentico problema no es que “ellos” o “ellas”, no quieran obedecer, sino que nosotros como adultos mandamos demasiado.
Es conveniente combinar la exigencia con el razonamiento de lo que se exige. Es decir que es el momento de empezar a enseñar a los niños a obedecer por responsabilidad propia, con el fin de que adquieran ese habito por respeto y cariño a sus padres además de su propio bien. Esta semana practique con ellos un intercambio de roles como juego, muéstreles como se ven cuando hacen berrinches o enojados y resalte la necesidad de obedecer a los padres. Ya que no se trata de conseguir que los hijos obedezcan sin mas. Se trata de que obedezcan bien.
De 6 a 8 años lo esencial es la responsabilidad, en esta edad los niños presentan una creciente, tendencia a ayudar, quieren ser útiles y agrandar para ser como papá y mamá. No desperdicie esta tendencia natural de querer hacer las cosas para educarlos en la responsabilidad a través de los pequeños encargos y recuerde, no es necesario premiar las tareas bien hechas con cosas materiales.
Entrégueles sus tareas propias como:
Determinando un lugar para cada juguete e invítelo a que los guarde después de jugar con ellos.
Pídale que colabore con actividades familiares como poner o levantar la mesa, hacer su cama, ordenar la ropa.
Determine tareas por semanas. No le exija hacer todo al mismo tiempo; empiece por una tarea y luego vaya añadiendo nuevas responsabilidades.
Practique a recoger jugando, premie su interés por mantener ordenado su cuarto y sus pertenencias escolares.
De los 8 a los 10 años es la convivencia familiar ya que hablar en familia es uno de los medios educativos más efectivos para su desarrollo, aunque esto solo ocurra en los fines de semanas y los pequeños ratos de tertulia como la comida o el desayuno. Si a los niños no se les ocurren temas, los adultos pueden sugerir conversar sobre las próximas vacaciones, planes para los cumpleaños o sus amigos.
Recuerde que todos tienen algo que aportar o preguntar y algo que aprender de cada uno además de pasarse el tiempo viendo la televisión. Programe juegos de mesa, (cartas, monopolio, ajedrez y otros), en familia al menos una vez por semana. Trate de que los abuelos y demás miembros de la familia participen también esporádicamente.
Aporte con su experiencia contando anécdotas de su niñez y adolescencia, comparta las cosas buenas y malas que deben aprenderse para salir de los problemas. Escuche a sus hijos para saber que piensan de temas determinados como la muerte o el futuro, las mejores repuestas a sus temores están en cada uno de ustedes como padres y educadores.
“Las conversaciones en familias ayudan a madurar a los niños y a otorgarles la seguridad de que son amados y escuchados. Los pequeños momentos que comparten son los mejores recuerdos y herencia que puede legarles”.
De 10 a 12 años lo primordial debe ser el respeto, conocer el valor propio y honrar el valor de los demás es la verdadera manera de ganar respeto ya que es el reconocimiento del valor y los derechos innatos de los individuos y de la sociedad.
Ayude a sus niños a aprender que toda persona tiene cosas que le gustan y cosas que no les gustan. Enseñe a sus hijos a mostrar respeto hacia diferencias y preferencias. En privado exprese su decepción y desaprobación cuando su niño muestre falta de respeto hacia las personas que le rodean.
Recordemos que “El respeto implica la compresión y la aceptación de la condición inherente a las personas por ser, simplemente, seres humanos; con derechos y capacidad de auto superarse”